domingo, octubre 26, 2008

Minúsculas violencias, mestizaje e insustancialidad de América.


América no es una sustancia. Es un lugar que detenta las marcas del quehacer humano. No hay un sustrato esencial que deviene con la práctica casi inconsciente de sus habitantes, no hay destino profético que realizar. Hay solo (dramática, gozosa, minúscula, portentosamente) historia: lágrimas y hecatombes de dolor, regueros de ambición extranjera, sonrisas en la hedónica promesa de la carne amorosa. Hay broncínea piel originaria, hay oscura epidermis africana, hay blancos cuerpos europeos, hay híbrida tez que resume la bella libertad del deseo. Y cada colectivo de singularidades deja los hilos de sus vidas individuales en la trama social de la vida comunitaria.
Y como no hay origen ni finalismo mítico-metafísico hay posibilidades, indeterminaciones, contingencias, eventualidades. Es decir que cabe la realización de todas las necesidades y de todas las imaginerías que las sostienen y determinan. La genealogía de la hibridación alienta la urgencia de las transformaciones y la legitimidad de las violencias cotidianas de quienes han estado legalmente sometidos a la violencia de la indolencia colonialista, imperial.

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