domingo, noviembre 30, 2008

ANTROPOECOLOGIA: UNA APROXIMACION ECOLOGICA A LO HUMANO.




¿Es posible intentar una lectura ecológica de lo humano? ¿No hemos pensando a la especie humana como una no especie, es decir como un ser separado de la animalidad y de la terrenalidad? Creo que se podrían intentar una lectura ecológica de lo humano a partir de lo que llamo paradigma ecológico, esto es, un paradigma que se caracteriza por su holismo. Cuando decimos holismo no estamos diluyendo a la singularidad de lo humano en una indiferenciada concepción de una vida abstracta que, precisamente por su indiferenciación absoluta termina racionalizando las muertes humanas en ese todo anónimo teleológico. Cuando pienso en el paradigma ecológico piensa en un holismo desde el que se redefinen las etapas madurativas de la especie humana, es decir, se piensa en una historicidad cultural desde la que es posible comprender diversas etapas de desarrollo humano como un intento de desmadrar a la historia humana de esa monolinealidad abusiva que definió el Occidente como relato explicatorio de lo humano sin más.
En tal sentido ni siquiera lo ecológico debería verse como una necesidad absoluta, única que define un monismo evolutivo de lo construido por el ser humano. Antes bien, habría que procurar mostrar que lo ecológico se dice de varias maneras y que una auténtica crítica antiecológica constituye la condición de posibilidad de la rehumanización de una serie inmensa de subjetividades que han sido condenadas al ostracismo del ser (tal como ocurre con lo femenino, con la niñez, con la ancianidad, con las minorías sexuales, etc.).
La idea es sostener una concepción ideologizada de lo ecológico y en ese sentido la propuesta antropoecológica debe medirse más bien desde los parámetros del discurso utópico antes que desde la rigurosidad de la ecología unilateralmente científica. Es a partir de una ecología cerradamente científica que se puede justificar un monoevolucionismo ecológico que desemboca en un darwinismo social.
La ecología naturacentrista, es decir que satelita alrededor de esa vida indiferenciada que recién describía, y que no constituye sino una mistificación discursiva, que acaba por cristalizar identificaciones insoportables desde nuestra perspectiva: la ecología puede ser modelo de ordenamiento jerarquizante y por tanto antihumano.
Lo antropoecológico, por el contrario, condiciona una visión horizontalista de lo humano y de las relaciones entre especies erigiéndose por ello en modesto fundamente de una nueva convivialidad.

domingo, noviembre 23, 2008

La Filosofía es puramente metapolíica.




He pensado la filosofía como un discurso práctico, es decir como un posicionamiento teórico cuya legitimación se halla en un obrar transformador sobre la realidad. El viejo Marx pensó que la filosofía como pura especulación teórica no es sino una versión secular de la teología y en tal sentido su destino es su negación dialéctica a través de su realización política. La contextualización histórica y cultural del pensamiento me hizo pensar que la única realización posible para una filosofía que diera cumplimiento a esta intervención liberacionista en la realidad consistía en la filosofía latinoamericana, cuyos orígenes en el siglo XIX se hallan enderezados a orientar y acompañar la transformación de la realidad colonial de las recientemente emancipadas naciones latinoamericanas.
La dificultad que creo insalvable en esta visión de la filosofía tiene que ver con cuestiones epistemológicas, metodológicas, ideológicas y políticas: el devenir temporal me impuso de un desenfoque personal enteramente imputable a mi ignorancia de la tradición filosófica tanto en su desenvolvimiento teórico como en la práctica académica. La filosofía es fundamentalmente un discurso teórico que se origina entre los griegos y si algo lo caracteriza de un modo esencial es su vocación de gratuidad, de inutilidad. Aristóteles concibió a este conocimiento como uno que tiene su fin en sí misma. La filosofía no tiene ulterioridades políticas explícitamente manifiestas. Quien crea que al hacer filosofía estará contribuyendo a la cancelación de las injusticias más terribles que tornan insoportable la vida de vastísimas mayorías populares a lo largo y ancho de todo el mundo, está equivocado.

lunes, noviembre 17, 2008

Pensamiento alternativo en Latinoamérica (2)


El mestizaje invoca de un modo paradigmático la ontología social latinoamericana. La enorme masa autóctona abre su plasmática sustancia al apetito sexual del europeo mediante violentas cópulas inspiradas por la mera animalidad de ese apetito demorado. Proceso tumultuoso que se multiplica aritméticamente en un comienzo y se desmadra más tarde cuando los cuerpos involucrados en la bacanal sexual remiten no solo a la piel broncínea del americano, sino también al ébano palpitante de la piel negra o al rostro azafranado de los orientales ingresados a estas tierras dando continuidad al proyecto colonizador nordatlántico.
Pero ese hijo del deseo unilateral y del amancebamiento forzoso fue numéricamente invadiendo el territorio con su policroma singularidad y su explosiva psicología constituida por antinómicos sentimientos: humillación, inferioridad, orgullo, soberbia. Su genética fusionaba la codicia y la curiosidad europeas con la fortaleza y la serenidad de las etnias originarias. Fue conjeturando un futuro que conjugara el ecológico habitar del espacio con la luminosa promesa de un mundo humanizado por una episteme eficaz. Fue apropiándose de los mecanismos estatales para autogobernarse, con copias y con innovaciones. La hibridación abarcaba toda la vida social sin que ello implicara un reconocimiento social generalizado. Antes bien, siempre el conquistador-colonizador reservó para sí la medida de lo eugenésico.
Los procesos de constitución de las naciones modernas latinoamericanas guardan ambiguos mecanismos de supeditación y de reconocimiento estratégico de las masas mestizas. Solo en el último siglo el pueblo mestizo comenzó a probarse los atributos ontológicos que 500 años de historia sedimentaron.
Pero solo el presente es genuina y desacomplejadamente híbrido. La flor del mestizaje se abre para exhibir su colosal diversidad. Se trata de que el mestizaje actualice su polivalente potencia: que haga estallar la diversidad como centro descentrado de una sociedad monstruosamente democrática.

jueves, noviembre 13, 2008

Pensamiento alternativo en Latinoamérica (1)


¿Desde donde pensar la alternatividad del pensamiento? ¿Desde que lugar legítimo sostenernos para enunciar una contrapalabra? He tratado en las intempestivas entradas que conforman este espacio de expresión dejar sentada mi profunda preocupación por ensayar una respuesta a esa inquietud radical.
A la manera de un ligero inventario (que seguramente remedará cuestiones ya expresadas anteriormente) intentaré cartografiar algunos territorios de anclaje ontológico y epistémico que poseen voluntad de rearticular alternativamente los diferentes estratos de realidad. 1) la indigenidad o autoctonía. Hablar desde lo Otro de la América constituida, desde lo trunco, desde lo ignorado, desde la fusión de piel y tierra, desde el origen. Esta alternativa encierra dificultades insalvables pues la violencia de la Conquista destruyó toda forma de autonomía cultural a las poblaciones originarias, es decir que mutiló el plus humano de nuestro filum zoológico condenando a esas comunidades a transmitir generacionalmente su puro acervo genético. Si somos fundamentalmente historicidad y cultura, la repetición del biotipo termina quedando confinado en la historia natural de las estirpes biológicas, a no ser que confiriéramos una excedencia espiritual a la huella práctica de ese acomodamiento biotipológico. Quiero decir que habría una performance racial irrepetible y que, los retoños biológicos son capaces de actualizar en la morfología de su praxis el repertorio que innatamente le corresponde a ese avatar específico de la especie humana. Creo que, destruido el modo de vida que habían alcanzado los pueblos originarios en su práctica, toda palingenesia cultural de esas etnias deberá incorporar los estratos constitutivos de la nueva realidad que la hibridación con la cultura conquistadora fue sedimentando en medio milenio de historia moderna.
Por cierto que tomando en cuenta estas precauciones, la indigenidad supone una poderosa enunciación alternativa, un diferente modo de pensar las relaciones sociales y comunitarias, así como las relaciones ecológicas con el medio ambiente socialmente modificado, que se erige en una voz antropológica muy rica en la construcción del polifónico coro social que la transformación de la sociedad contemporánea requiere inevitablemente.

lunes, noviembre 10, 2008

Desde el paternalismo ilustrado a la fraternidad constituyente.(1)


La desmesura ilustrada que imantaba el accionar de la guerrilla latinoamericana de los 60-70 tuvo su terror inútil. Teoría y praxis se encaminaban a suprimir la injusticia en las relaciones económicas y sociales. Oprimidos, pobres, víctimas, fueron sujetos putativos de un luminoso proceso cuyo protagonismo filosofemático hay que buscarlo en intelectuales que, con la mejor de las intenciones y honestidad, sintieron que tenían la capacidad epistemológica de dar fundamento a una praxis política encaminada a hacer realidad la saturación utópica de los relatos emancipatorios circulantes en la época. Una revisión absolutamente parcial me induce a creer que en muchas ocasiones la dialéctica de la liberación estaba encaminada a recrear nuevas formas de un indeseable paternalismo político.
Pareciera que el presente ha pasado por un riguroso afán deconstructivo que pone las cosas en nuevos y más prometedores corredores políticos. Pareciera que el intelectual comprometido tiene muy en claro que su episteme no habla por boca de todos y que, en todo caso, parte de su aporte es claramente operante en el restrictivo ámbito de las teorías sociales y en la definición de las políticas académicas de las universidades en las que trabajan. Y pareciera que el colectivo de marginados tiene mayor capacidad para pensar desde la autonomía cual es el camino que mejor los instala en una porción real de expresión de su ontología y de sus potencialidades.
En ese sentido sería importante cartografiar los múltiples movimientos que trabajan en pos de producir transformaciones concretas en la materialidad de los discursos y en las articulaciones fácticas sobre las que se verifica la producción y reproducción de las vidas humanas.

viernes, noviembre 07, 2008

Biopolíticas latinoamericanas (2).


El poder (quienes los detentan hegemónicamente) siempre se autoconcibió luminoso en sus orígenes y trascendente en sus finalidades. Imaginó para sí un comienzo necesario. E insertó en esa necesidad la sabiduría, la presciencia y la voluntad heroico-altruista de un puñado de semidioses patrióticos. El origen se halla pues muy lejos de la pequeñez material y de la inmediatez egoísta. Las historias constructoras de las nacionalidades (y sus actuales remedos escolares) pintan a los padres de la patria como adustos y sacrificados seres cuyas vidas jamás distrajeron su destino de inmortal efigie. Esta racionalización mistificadora se erigió en una maquinaria productora de otredades ónticas. Al par del gesto titánico, celestial y trascendente emergía un mundo de cosas bajas y de seres lábiles. La vida común se erigía en fungible valor de uso destinado a edificar un altar patriótico nacional impoluto y trascendente. Estas biopolíticas de la eugenesia se inspiraban y ajustaban a vidas arquetípicas, modélicas, a cuerpos asmáticos, y la confrontación con el material real con que habían de contar para construir un presente y un futuro orientados por la utopía del paradigma europeo determinaron la ferocidad de un biopoder que necesitaba suplir los antivalores de la fealdad, pereza, inconstancia, debilidad, labilidad, sentimentalidad, irracionalidad representada por las mayorías poblacionales. Indígenas, negros, y toda la proliferación de mestizaje que las vicisitudes de la vida permitió engendrar fueron nihilizados (eliminados, exiliados, mutilados, etc.) en el nombre de una supuesta vida plena, vida perfecta, vida bien nacida, que las políticas de la vida pusieron en marcha.
El horror que acompañó esa política imaginaria de la vida perfecta deriva del sufrimiento real de millones de seres que vieron impedidos su modesto florecimiento humano y de la constatación empírica de que el poder eugenésico ha llevado siempre en su sangre la tara de suplantar la plenitud y abigarramiento de lo real por la escuálida y fantasmal insustancialidad de lo subrepticiamente copiado.

miércoles, noviembre 05, 2008

Biopolíticas latinoamericanas (1).



La construcción del estado nacional en Latinoamérica viene de la mano de una serie de expedientes biopolíticos que se hacen cargo de la vida de las poblaciones con independencia de la dimensión metabiológica del existir de los individuos humanos. Quiero decir que la mera vida, el mero vivir carente de forma político-cultural es simplemente una forma de muerte viviente para quien debe afrontarla. Vivir despojado de las tradiciones ideológico-simbólicas en las que fui socializado resulta oprobioso. Sentirme despojado de los vínculos afectivos que cualifican la vida sentimental (es decir los sentimientos bio-psicológicos) equivale a sentirme muerto en mi historia antropológica. Las preocupaciones raciales de los estados modernos latinoamericanos se objetivaron en políticas que se hicieron cargo (negativamente) de la vida de las poblaciones originarias vía genocidio o (positivamente) destruyendo el soporte metabiológico- cultural de esas masas indígenas, es decir destruyendo su sentido de la vida, su inserción ético-hedónica en la realidad. Los dispositivos biopolíticos se pusieron en marcha desde la supuesta neutralidad científica que establecía raseros de realidad universal, pero que configuraban muy particulares maneras de estar en el mundo vivenciadas por los países europeos dominantes y las burguesías nacionales que satelitaban alrededor de aquel planeta de normalidad.