La
descentración del anarquismo.
Europa
ya no es el centro ontológico. Ya no giran las cosas en derredor de sus
situadas subjetividades, universalizadas o naturalizadas, sin embargo, como
encarnación arquetípica de lo humano. El anarquismo es mucho más que la
enunciación y práctica ejercida por ese limitado sujeto que desconoce los
avatares y derivas constituyentes de la humanidad en su vastedad infinitamente
dispersa en el espacio y el tiempo. El anarquismo latinoamericano, su presencia
descentrada, su descentrada vitalidad, conforma uno de los rostros que desafía
aquella indiscutida centralidad, fuertemente vigente en el siglo XIX, de la
sustancialidad europea. La singularidad del anarquismo latinoamericano que
vehicula sus demandas universales (denuncia de la explotación de las volubles formas
del poder) en avatares idiosincrásicos que no copian meticulosamente los pasos
históricos dados por los libertarios clásicos. La presencia de la marca
indígena, por ejemplo, hace del anarquismo en Latinoamérica una aportación
enriquecedora. A la gelatinosa sustancia del anarquismo se le añaden voces que
denuncian la universal explotación desde epistemes anómalas que acercan a la
política nuevas maneras de pensar las figuras concretas de lo que habrá de ser
el devenir ácrata
No hay comentarios.:
Publicar un comentario