viernes, agosto 07, 2009

Los laberintos de la otredad (4)


El descanso en el éxito: los mismos exorcizan al otro.
Las instituciones con responsabilidad formativa producen individuos integrados (subsumidos) a la formulación unívoca en que se expresa el ser; tal responsabilidad, por cierto, sigue siendo monitoreada por otras metainstituciones que ejercen un poder de policía frente a actividades comprometidas esencialmente con la reproducción social: pensemos que la institución educativa se halla habilitada para certificar competencia en el gerenciamiento del logos de la verdad, a todos aquellos que en el proceso de escolarización evidenciaron hallarse suficientemente mismificados. En la práctica, la responsabilidad de la institución educativa supone velar por el interés público al licenciar individuos competentes en las diversas áreas del conocimiento; pero, en rigor, tal responsabilidad supone algo más profundo y esencial, algo que posee cierto cuño metafísico: supone el monopolio hegemónico en la meticulosa labor de serialización de indeformables engranajes que, perfectamente articulados, perpetúan el armonioso funcionamiento del modelo societario vigente. Dentro de ligeras variantes individuales, el sistema se reproduce dentro de los límites de mismidad ontológica establecida por el programa fundacional de esa tradición sociocultural. Lo ónticamente otro, la empírica e impenetrable densidad de la diferencia, es nihilizada (o cuando menos invisibilizada) por la correctiva erosividad institucional de la mismidad. Lo otro, acaba por desvanecerse tras las brumas de la anormalidad o de la desviación intolerables.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario